sábado, 19 de noviembre de 2016

Una historia construida. ¿La de Alfredo?


Conversación con Alfredo Medina, villaclareño de 93 años, capitalino de 45; profesor de inglés retirado, amante de la vida, de su familia, del recuerdo de su mujer y del café, que según él es quien lo mantiene vivo.

Por José Antonio Rigual

Por las cosas que dice Alfredo Medina, uno pudiera imaginarse que es el más desahuciado de los locos cubanos o quizás el más lúcido de nuestros  historiadores. Tiene 93 años y una memoria clara capaz de analizar críticamente cualquier suceso. A veces es demasiado agresivo y crítico al hablar, pero cada cual tiene sus luces y sus sombras.

Cuando le pedí esta entrevista reaccionó un poco huraño argumentando que los periodistas éramos unos chismosos, pero que iba a conversar conmigo de todas formas porque yo parecía buena gente.

Yo no soy un disidente ni un damo de blanco chambón, pero por mi sinceridad tal vez me quieran meter en ese saco y estoy muy viejo pa´ la gracia. Así que te pido que me cambies el nombre si vas a escribir esto en alguna parte. Conforme, después de sus palabras terminamos conversando en un tranquilo parque del Cerro sobre la Cuba neocolonial.

“Batista y Stalin era la misma cosa, pero uno vestido de azul y el otro de rojo. ¿Tú quieres que yo te diga cómo era la Cuba de las décadas del 30 y 40? Pues para mí, igualita que la Unión Soviética de esas décadas. Yo tengo 93 años, y por lo que he vivido, a mí no hay ya quien me haga un cuento.”

Mira es verdad que aquí mataron a un montón de gente por ser revolucionarios. Jovencito, niños de la Universidad, del Instituto de Segunda Enseñanza…unos fiñes. Machado era un Hijo de p…y acabó con este país como también acabó Batista. Todo eso es verdad. Pero también hay cosas de aquel tiempo que todavía las tenemos.

Aquí los que vivían eran los ricos. Ellos eran un 30 o 40 por ciento de la sociedad que vivía bien mientras los otros éramos los jodidos. Nada compadre, la misma historia de ahora que vez a un 30 o un 40 por ciento de la sociedad que recibe dinero, que va a las tiendas, a los restaurantes de lujos, que tienen carro mientras otra cantidad de gente vivimos en cuartos que se nos quieren caer encima.

¿Pero en aquel entonces tener salud o educación eran beneficios de los que unos pocos disfrutaban y hoy la mayoría o todos tienen acceso a esos servicios gratuitamente?

Mira, eso es verdad y fue algo bueno que hizo la Revolución. Ante si no tenías dinero para ir al médico, había que estar pidiéndoles favores a los políticos o depender de la buena voluntad y gracia de alguien que quisiera ayudarte. Eso que s eha hecho es buenísimo.

También está lo del analfabetismo. Miles de gentes que querían estudiar y no podían. Pero para que veas que las cosas no son en blanco y negro, hoy se puede estudiar y la gente sigue siendo analfabeta. Por lo menos en aquellos tiempos había educación, cortesía, modales. Hoy la gente podrá ser muy inteligente y estudiada con muchos títulos y eso, sin embargo se ven torpes, groseros, vulgares. Lo que ganamos por un lado también lo perdimos por otro.

Sí, concuerdo en algunas cosas con usted, sin embargo había gente que estaba dispuesta a dar su vida por cambiar las cosas. Por tener, de alguna manera, estoo que tenemos hoy.

Yo no estoy seguro de que tanta gente en aquel entonces luchara por esto que tenemos hoy. Yo creo que luchaban por eliminar a aquel régimen, pero sin una idea fija del régimen que querían implantar. La mayoría de las huelgas y luchas fue por cambiar los gobiernos, pero raras veces tenían un plan de acción concreto a llevar a cabo.

Mi opinión es que aquí llegamos al socialismo un poco por las circunstancias. Considero más bien que este iba a ser un gobierno fuertemente nacionalista. Pero pasaron las cosas como pasaron y terminamos siendo la base naval de los soviéticos en América Latina.

En unas líneas cómo definiría usted la etapa neocolonial de la que guarda recuerdo.

Chico te voy a mencionar las palabras que me vienen a la mente cuando pienso en aquel tiempo.

Violencia, corrupción, prostitución, los extranjeros eran privilegiados, desigualdad, muchos negocios particulares en cualquier esquina, represión…muchas más.

¿Y usted de qué lado estaba? ¿De la Revolución o de los gobiernos republicanos?

Los pobres da igual de qué lado estamos. Al final seguimos siendo pobres y a veces más pobres todavía. Yo fui Revolucionario. Tenía fe en el proyecto revolucionario, la tuve hasta hace poco. Pero he vivido tantas decepciones últimamente que ya no sé si me quede fe en algo más que en Dios.

Pero cree usted que aún con luces y con sombras se debe estudiar la historia para no volver a cometer los mismos errores.

Yo lo que único que creo es que la historia la hacen los vencedores. Mira muchacho tú tienes que vivir y sacar tus propias conclusiones de la vida. Yo no quiero atolondrarte con mis pensamientos de viejo resabioso frustrado. Tu estudia todo, y duda de todo, no por mala intenciones, sino para que llegues a una mejor comprensión  de la verdad.

Deja esto aquí y vamos a hablar de pelota…

Y así fue como Alfredo dio por concluido el tema. Después de la conversación dudé en escribirla pues tal vez Alfredo Medina esté demasiado parcializado, o mediado por situaciones. Tal vez sus palabras no seas más que una construcción que quiere hacerme creer… ¡pero aquí está la entrevista! La redacté porque a fin de cuentas la historia también está construida y hecha para ser creída.

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